Cierto señor ató un día al gato con una cadenita y lo sacó a pasear.
Ya en la calle, se le acercó una mujer, temerosa:
-¿Araña?
-No, gato.
Una señora llamó a un fontanero para que arrreglase una fuga sin inportancia. Aunque apenas le llevó unos minutos, el trabajador pidió una elevada suma por su faena.
-¡No puede ser! - protestó la señora. ¡Pero si el médico me cobra la cuarta parte...
- Lo sé. Yo era médico antes.
En la consulta.
- El corazón está bien.
Sólo padece usted de cálculos.
- Ya me lo temia yo.
Gano ochenta mil pesetas al mes y somos siete en casa.
En un examen, le dice el profesor a un alumno que no ha sabido contestar a nada de lo que se le ha preguntado:
- Voy a hacerle la última pregunta. Si la contesta bien, lo apruebo; si no, suspenso. ¿Cuántos pelos tiene la cola de un caballo?
- Treinta mil quinientos ochenta y tres.
- ¿Y cómo lo sabe?
- Perdone, profesor; esa es otra pregunta y aseguró que sólo me haría una.
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