Una joven madre que visitaba al médico no hacía el menor esfuerzo por controlar a su hijito de cinco años, que estaba haciendo de las suyas.De pronto se oyó un gran estruendo de frascos y botellas, y la madre dijo:
- Supongo que a usted, doctor, no le molestará que esté Jorgito en su laboratorio...
- No - dijo el médico con mucha calma-. Pronto se estará quieto; parece que ya ha encontrado los venenos.
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